Y SI...

Te conocí porque sí… y así mismo te deje de conocer.
Te vi mirando al río,
y yo nadando en él.
Te vi cruzando los brazos, aguantando la respiración
y recitando lo que tu alma y espíritu soñaron…
Y ¿Cuál destinación?
Así como te veo, te extraño…
Y cuando te extraño te pienso…
Y pienso, también, en el día en que el silencio
nos deje callados y lo repitamos para los dos.

BICHITOS DE PAPEL

Bajo un sol de enero escribió estas palabras:

Estoy rodeado de libélulas que de vez en cuando se prenden (queriendo ser luciérnagas) con lucecitas violetas para advertirme que debo salir.
Algunos días de otoño se muestran plenas y llenas de energía solar. Rojas y amarillas sus alas estiran, extienden. Las doblo y hago origamis de formas marinas, que salen a volar, corriendo por ciudades de pasto y árboles gigantes (más grandes que las ciudades en las que habitan), hasta llegar a alguna playa de bosques y olor a jazmín.
No las atrapo, no puedo atraparlas y tampoco quiero ser atrapado por la gran red que está en frente mío. Pienso que solo quiero hablar con la gran señora, la reina de la red. “Araña” le digo. Me mira con indiferencia, no le parezco la clase de presa que quiere cazar. Me doy cuenta que tan solo soy una papelito doblado en forma de ave marítima.
Feliz por darme cuenta que con este disfraz no caeré en su red, sigo volando pensando que pasara conmigo en febrero o en primavera…

MONTAÑAS LEJANAS

Y así, casi sin darnos cuenta nos separa la vida... nos lleva a todas por caminos diferentes, nos revuelve, nos mezcla, nos agita y nos sirve en cualquier copa de ron SantaFe o de Fernett Branca. Mientras tu vas en patines rodando por montañas, yo llevo mi patineta al rio para que recuerde historias de muchos colores, de luces rojas y de musica embriagadora...

No puedo evitarlo: tu mínima presencia me inspira y me hace levitar hacia un universo de chispitas mariposa y dulces de canela.
No puedo evitarlo: muchas imagines (por no decir todas) me remiten a la tuya y camino entre multitudes vestidas de rojo y naranjo.
No quiero evitarlo, porque tu respiración me empuja al vacío descubriendo que puedo volar.
Y, sobretodo, no quiero evitarlo porque aunque tus ojos hablan y tu boca no, tendré siempre un motivo para tararear una canción bailando por la calle.

ESA NOCHE

Tal vez quieras saber lo que siento... La música está alta, mis sentidos exaltados. Siento correr mi sangre muy rápido calentando mi cuerpo...
A veces piensas algo que no es, crees saber cómo voy a actuar. Sólo te digo una cosa, estás equivocado. Armas videos caóticos en los que te pierdes.
Se está oscureciendo, no puedo ver nada. Ellos corren, nosotros volamos. Nos atemoriza perder lo que tenemos, nos olvidamos de no herirnos con palabras, miradas o una sonrisa.
¿Volveré a verte?... Tal vez, pero quiero seguir caminando por el bosque que es mi pasado, encontrar pantanos olvidados... cuando suene esa canción, cuando huela ese aroma, cuando mire la luna, pensaré...
Queda poco espacio (o tiempo) y todos nos miran generándose preguntas que nunca tendrán respuestas.

HOGAR

Vivo en una escenografía: cortinas de vientos lejanos, laberintos de colores fuertes que encuentran creatividades ocultas. Palabras colgadas de las paredes de fresa hablan e invitan a la imaginación. Suenan ocho teléfonos que entonan canciones en si sostenido llenando el lugar y se acomodan al lado de hombres brillantes o animales salvajes.
Mientras tanto decido no hacer parte de la obra, sólo descanso sobre la hierba.

REFLEJOS

ODIOLALUZAZULALOIDO